El lavadero es un edificio de los años 50 (posteriormente restaurado) de planta rectangular, con dos puertas y ocho grandes ventanales, cubierto de armazón de madera y tejado. En su interior alberga una gran pila dividida en dos espacios, con bordes de piedra, y una fuente baja en uno de sus extremos de la que mana el agua. Antiguamente tenía un uso comunal donde acudían las mujeres a lavar la ropa. Además, ejercía una importante función social.